martes, 17 de mayo de 2016

AGUSTI FARIZO: "NUESTRA CAPACIDAD SE PUEDE MULTIPLICAR SI TENEMOS LA ACTITUD ADECUADA"

El árbitro Agusti Farizo continúa en activo a los 52 años tras pasar un verdadero calvario, primero con un cáncer de hígado y después con una operación en la cadera. Es la primera persona en el mundo que consigue correr con una prótesis completa de porcelana.



¿ Cuando empezaste a arbitrar?

La temporada 1994-95, con 28 años. Empecé bastante tarde. Hasta los 37 años estuve como jugador activo, ya que entonces todavía se podía compaginar ser jugador y árbitro. Me pasé siete años arbitrando 4-5 partidos cada fin de semana y después jugando mi.

¿Qué partidos diriges actualmente?

Estoy arbitrando fútbol base, hasta cadetes, y veteranos. Pero por condición física podría estar arbitrando Juveniles, Cuarta o Tercera Catalana. Hoy en día, tener un árbitro de más de 50 años con una buena forma física es la mejor garantía de que puedes tener, porque la gestión del partido después de tantos años es diferente, tienes mucha más experiencia. Muchas veces suples la colocación y el posicionamiento para la previsión de que haces lo que puede pasar en la jugada. Tienes que ir un paso adelante y después de 22 años arbitrando esta gestión la tienes.

¿ Hasta qué categoría has arbitrado?

Llegué a Segunda División 'B', donde estuve de asistente la temporada 2009-10. Y me convertí en el primer árbitro de España que ascendió a Preferente con 45 años -el equivalente al resto de autonomías es la Tercera División-. He llegado a pitar hasta tres generaciones de futbolistas, es decir, el padre, el hijo y el nieto. Para mí, un fin de semana sin arbitraje es fatal. Cuando llega en junio, con el final de la temporada, se me hace difícil llegar a septiembre sin fútbol.

¿ Has pensado cuánto tiempo seguirás a los terrenos de juego?

Hasta los 56 años, que es la edad máxima para arbitrar. 
Soy consciente de que esto se me acabará y querré seguir en el mundo del fútbol, pero todavía no me he planteado qué haré dentro del Comité Técnico de Árbitros. Ahora bien, el día que me arrastre por un campo dejaré de arbitrar.



¿Qué me gustaría transmitir a los árbitros más jóvenes?

La filosofía que quiero inculcar, por ética personal y profesional, es que no pueden tener una mala actitud. Yo no puedo ver un árbitro en un partido de benjamines, por ejemplo, con desgana. Estos niños tienen el derecho a que hagas las cosas lo mejor posible. Siempre tienes que ser igual de profesional arbitrando una categoría u otra, porque los niños de fútbol base se merecen el mismo o incluso más respeto que los jugadores amateurs. No hay que olvidar que cada partido es importantísimo para los más pequeños, que están toda la semana esperando el fin de semana para jugar. Y, por supuesto, la imagen que da el árbitro deja por tierra todo el colectivo, porque no te ven a ti, ven el estamento arbitral. No se puede ir con desidia. 

Hay que tener mucho amor al deporte y al arbitraje.

Cuando estabas en un buen momento profesional, te llegó una pesadilla de dos años que comenzó en 2013 con un cáncer de hígado.
El cáncer me lo detectaron porque después de los partidos del fin de semana me costaba mucho recuperarme. Con las pruebas que me hicieron después, el 25 de abril de 2013, me detectaron el cáncer de hígado en fase inicial. Lo primero que le dije a la oncóloga fue que esto no me mataría. Puedo decir que gracias al deporte lo pude detectar a tiempo. Si yo no hubiera estado en forma no me habría dado cuenta de esta carencia de energía y que mi capacidad de recuperación disminuía muy rápidamente.

En la segunda visita a la oncóloga, me dijeron que yo me recuperaría seguro porque tenía un porcentaje de curación del 95%. Y es que tenía un fármaco que llevaba de serie, que es la actitud. Yo sólo tenía un objetivo, que era empezar a correr y prepararme físicamente. Y un año más tarde, el 15 de junio de 2014, me dieron el alta.

Y cuando parece que ya habían superado lo peor, te falló la cadera.

Cuando estuve curado del cáncer vinieron todos los problemas de la cadera. El 20 de octubre me convirtió en el primer paciente en el mundo al que le pusieron un globo intracapsular, el cual debía actuar como un cojín para proteger la parte lesionada. Pero salió mal. Un mes más tarde el globo se había desplazado de su sitio. Entonces me dijeron que me tenían que poner una prótesis completa de cadera, pero no de titanio, sino de porcelana. El inconveniente que tenía era su fragilidad, que era más elevada, y eso quería decir que había más riesgo de rotura o de tener fisuras. Es decir, que ya no podía saltar ni tener ningún impacto brusco.
Sin embargo, yo tenía un reto: pasar las pruebas físicas de arbitraje del 5 de septiembre. El hecho de ser fisioterapeuta me permitió hacer un trabajo específico en casa y en el gimnasio para recuperar masa muscular y evolucionar más rápido. Me operaron a mediados de abril. A finales de mayo ya corrí los primeros metros en la playa. Y en verano no me salté ni un día de gimnasio para conseguir mi objetivo.



Tu obsesión era superar las pruebas físicas para poder volver al mundo del arbitraje. ¿ Lo conseguiste?

Y cuando. Todo es cuestión de actitud. Fui la primera persona de todo el mundo con una prótesis de porcelana que conseguía correr sin tener ninguna consecuencia. El día señalado, cuando me puse a dar vueltas ya noté que me encontraba muy bien. Recuerdo que en los últimos 60 metros aunque tuve la capacidad mental de poder esprintar. Al terminar, cuando me cantaron el tiempo de 09:39, por dentro exploté de alegría -el tiempo máximo para pasar las pruebas son diez minutos-. La ilusión y las ganas que tenía me permitieron conseguirlo. A veces tenemos una capacidad limitada, pero se puede multiplicar si tenemos la actitud adecuada.

¿ Reaccionaste al igual con la enfermedad que con la operación de cadera?

No, fue más dura la operación para que en ningún momento pensé que el cáncer me mataría. En cambio, la cadera era algo físico y yo quería caminar, porque es la antesala de correr. Aunque estaba convencido de que iría todo bien, siempre había la posibilidad de sufrir un rechazo. Por eso me tenía más preocupado la cadera que el cáncer, porque caminar sin dolor no me servía, yo quería correr.

¿ Después de haber sufrido todo esto vives el arbitraje de la misma manera?

Lo vivo con más ilusión, con más ganas y con más intensidad. Durante estos dos años he llorado mucho. Fíjate hasta qué punto llevo el fútbol en las venas que cuando escucho el himno de la Champions me emociono.

¿ Recuerdas el momento de tu retorno?


Fue el 12 de septiembre a las 9 de la mañana en un partido amistoso de Primera División entre El Prat y el Marianao. En el momento de hacer el pitido inicial fue como si el tiempo se detuviera. Me pasaron muchas cosas por la cabeza. Me pasé dos o tres minutos llorando sin que la gente se diera cuenta. Fue muy emotivo, muy emocionante.

¿ En estos momentos, como estás física y anímicamente?

Físicamente estoy genial, y anímicamente aún mejor. Es como si ahora empezara de nuevo a arbitrar porque he estado dos años viendo los compañeros como lo hacían, sufriendo y llorando porque yo no podía estar en el campo. Es difícil, ya que tampoco tienes la certeza de saber si volverás a arbitrar o no, aunque yo creía que podría hacerlo.

A las dos semanas de la operación de cadera ya caminaba con muletas por casa y la recuperación fue muy bien. Desde entonces estoy arbitrando unos 4-5 partidos cada fin de semana, tres de fútbol 7 y dos de fútbol 11. Y corro muchísimo, más que un chaval de 15 años.

Tu historia no ha pasado desapercibida, ya que el 11 de marzo recibiste un premio en la 30ª edición de la Noche del Deporte en El Prat como mejor deportista.


Sí, el hecho de estar nominado ya era un reconocimiento a mi trayectoria y en todo lo que he vivido estos dos años. Te sientes muy satisfecho porque ves que todo el esfuerzo no ha caído en un saco roto. Seguramente, mucha gente ha sufrido lo mismo que yo y nadie le ha reconocido nada. Por eso no deja de ser una satisfacción personal. Seguiré con la misma ilusión y humildad que siempre.





Fuente: fcf.cat

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