En el aprendizaje de cualquier disciplina se ha documentado el valor
educativo que tiene la experiencia, particularmente en el arbitraje ésta
resulta no sólo insustituible sino también indispensable. No se puede
formar árbitros a distancia, ni aprender a arbitrar exclusivamente a
partir de correr mucho y de leer y memorizar el reglamento.
Escrito por Jose Borda
Hay que vivirlo
Es importante adquirir habilidades complejas, como pueden ser la
táctica y la técnica arbitral, no obstante, a pesar de los avances
pedagógicos como los módulos de aprendizaje que promueve la FIFA, el uso
de videos y simuladores de retroalimentación, no se ha logrado
sustituir el valor de ver, oír, tratar y estar con los jugadores reales
en los partidos, el hecho de experimentar las vivencias subjetivas que
conlleva estar en un campo de fútbol, y sufrir y gozar con lo que se
hace.
Pasadas o presentes
La palabra ‘experiencia’ se refiere a la naturaleza de los
situaciones que viven los árbitros, utilizada en tiempo presente, alude a
la parte objetiva de la existencia cotidiana en los campos de juego, y
en tiempo pasado tiene que ver con el producto acumulado de lo que vivió
en categorías o partidos anteriores. Nuestras experiencias son todo lo
que tenemos, de hecho son nuestra única fuente de información. Está
claro que no todo el mundo aprende de igual forma, algunos pueden
cometer siempre los mismos errores mientras que otros ven en estos una
oportunidad de corregir.
Practicas significativas
De todo partido, sin importar la categoría se extrae cierto grado de
aprendizaje, sin embargo, es a partir de las experiencias denominadas
“significativas” de donde se obtiene el aprendizaje más valioso, como por ejemplo
situaciones críticas o decisiones controvertidas. Si la sola exposición
a las circunstancias de los encuentros deportivos fuera suficiente, los
silbatos más veteranos serían los más sabios, pero no. Para aprender de
la experiencia se tienen que propiciar prácticas que tengan significado
en la vida del árbitro que las vive.
Herramienta de cambio
La experiencia no sólo tiene que ver con el aprendizaje práctico,
pues a partir de ella se genera también la motivación para una
profundización teórica y para una generalización o transferencia del
conocimiento. Resumiendo, para que un árbitro aprenda de la experiencia
de él mismo o de la de los demás tiene que aceptarla como herramienta
de progreso, analizar las causas, reflexionar y cambiar, para no volver a
incurrir en lo mismo en el futuro; de conseguirlo podría avanzar
muchísimo dentro del arbitraje y ser más eficiente, incluso con menos
problemas cada vez que dirije.
Fuente: Revista Arbitros
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