
El que toma decisiones se puede equivocar y, al equivocarse puede aprender para no volver a cometer los mismos errores en el futuro, pero con aquel que ve y no toma la decisión por falta de valor, no se puede hacer nada, tarde o temprano se le acabarán las excusas.
Durante el encuentro hay momentos en que tenemos que tomar una decisión sin tener toda la información de lo que ha sucedido en nuestra mente, no tenemos claro que hacer, cual será la sanción más acertada, pero tenemos que señalar algo sin saber que es lo más correcto, tienes que decidirse no te puedes quedar quieto esperando que pasará, hay que actuar.
Un árbitro competente no se queda bloqueado y toma la decisión que cree mas oportuna (aun sabiendo que se puede equivocar), hay que tomar siempre las decisiones beneficiosas para el desarrollo normal del juego, para el equipo arbitral y el colectivo que representa.
En la actualidad existe una gran competencia en el arbitraje, si quieres llegar lejos hay que tomar decisiones, el no asumir riesgos es condenarse al fracaso y quedarse sin conseguir éxitos deportivo. Hay que arriesgarse y apostar fuerte si quieres llegar a las categorías superiores que es donde se requieren árbitros valientes y preparados psicológicamente.
Si estamos pensando en los perjuicios que nos puede ocasionar tomar una decisión es que no estamos preparados para ser árbitro de fútbol.
Arbitrar sin riesgo, es como triunfar sin gloria, hay que tener mano de hierro pero guante de seda.
Fuente: elsilbatodeperezlima.wordpress.com
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