En el fútbol no hay tiempo para detenerse a pensar y todo sucede a una
gran velocidad, la prueba más evidente la tenemos en las locuras y
artimañas que hacen algunos equipos para conseguir fichar a niños que
aún no han cumplido los 11 años, llegando a pagar cifras astronómicas.
En cambio, en el arbitraje lo que hay que tener es tranquilidad para
poder formar bien a los colegiados. Con paciencia conseguiremos árbitros
capaces de transmitir confianza y seguridad a los jugadores, pudiendo
afrontar con garantías cualquier adversidad sobre el terreno de juego, manteniendo el orden durante el encuentro.
Desde mi humilde opinión y sin crear enfrentamientos, creo firmemente que el árbitro de fútbol necesita tiempo para formarse.
No podemos estar regalando las categorías para conseguir tener
colegiados jóvenes en la élite. A la vez que pienso que no es bueno
atraer a los futuros árbitros prometiendo una profesión con
futuro y la posibilidad de ganar dinero.
Hay que buscar colegiados con vocación, chicos a los que les guste el
fútbol y su manera de vivirlo sea como árbitros, teniendo siempre
presente que el buen colegiado se hace a fuego lento y con mucha
paciencia.
Cuando los comités suben de categoría a los árbitros tan solo por ser
jóvenes están produciendo un doble fracaso; primero en la competición y
segundo la imagen del colectivo arbitral. Estaremos viendo colegiados en
una categoría superior sin haber hecho méritos para ello. Hasta no hace
mucho, se pedía tranquilidad a los comités territoriales para subir de
categoría a los árbitros, a la vez que estos transmitían a los
colegiados
paciencia y que no se pusieran nerviosos, que no tuviesen prisas, que todo llega cuando tiene que llegar.
Para evitar que algún comité territorial se saltara esta recomendación
se circuló y así quedaba totalmente prohibido que un árbitro pudiese
ascender sin estar como mínimo dos años en la misma categoría.
Hoy todo es diferente: si antes se pedía paciencia a los comités
territoriales para ascender a los árbitros preparados a la categoría
superior, ahora se pide prisas en promocionar a los jóvenes aunque no
hagan méritos para ello sobre el terreno de juego.
Si en el pasado se circuló para no correr, en el presente han creado
talentos y mentores para correr, solo pueden acudir al programa para
subir a Segunda División B los menores de 30 años. Y por arte de magia las categorías de Tercera
División se han llenado de chavales jóvenes y con muy poca experiencia
en el fútbol.
Si queremos mejorar la imagen y conseguir árbitros de garantías para dar
un buen servicio a nuestras competiciones, tenemos que tener paciencia y
crear colegiados con una buena dosis de experiencia y madurez. Todos
los encuentros no necesitan de un especialista en las reglas de juego,
por ese motivo muchos colegiados pasan desapercibidos, pero cuando el
partido se complica y se requiere la presencia de un colegiado para
afrontar y controlar los conflictos entre jugadores, es realmente cuando
se ve quien está preparado para hacer frente a la situación y con
garantías de éxito y quién no. Amigo mío eso no lo dan los libros, ni la
teórica, ni ser un atleta, lo da la experiencia de haber pasado por
situaciones similares en las categorías inferiores.
El arbitraje no puede ni debe ir a la misma velocidad que van los
jugadores. El colegiado se va a encontrar situaciones que solo se pueden
arreglar desde el paternalismo y eso solo se puede hacer si el árbitro gana en edad y
experiencia al jugador, las prisas en el arbitraje solo llevan al
fracaso.
Desde estas líneas pido paciencia a la hora de formar buenos árbitros y
una modificación en el límite de edad para poder acceder a una categoría
superior. No podemos comparar el trabajo que realiza un jugador sobre
el terreno de juego con el de un colegiado, son como la noche y el día, diferentes pero
necesarios. En el árbitro se busca madurez a la hora de tomar decisiones
comprometidas, credibilidad, honestidad, seguridad, personalidad,
tranquilidad, conocimiento de las reglas de juego, técnica y táctica de
los equipos, etc.
Es imposible poder tener todos esos ingredientes si solo buscamos juventud, se
necesita mucha paciencia para que todos estos ingredientes se mezclen y
hagan un gran colegiado. Las prisas no suelen dar buenos resultados.
Pero tranquilos, se pondrá un límite de permanencia en cada categoría,
ya que hay estudios que demuestran que permanecer más de cinco años en
una misma categoría no es bueno ni para el árbitro, ni para la competición. La paciencia es la única actitud
que ayudará al colegiado a poder soportar los contratiempos y
dificultades, consiguiendo convertir la presión a la que están sometidos
los deportista de élite, en un estimulante natural para afrontar mejor
las exigencias actuales del deporte rey.
Sin prisas y con el temple necesario para dejar que el peso del
encuentro lo lleven siempre los jugadores, dejando que las cosas vayan
transcurriendo con normalidad para actuar solo cuando se produzcan
infracciones a las reglas, siempre que no se pueda aplicar correctamente
la ventaja.Pero ojo no confundamos dejar que las cosas transcurran con
normalidad con desinterés o apatía, hay que saber cuándo hay que actuar y
cuando dejar fluir el juego.
La paciencia siempre tiene como compañera de viaje, la calma y
prudencia, dos asistentes perfectos para afrontar los problemas que van a
surgir siempre que tengas que tomar decisiones poco populares, éstas
mejoraran las relaciones dentro y fuera del terreno de juego con jugadores y entrenadores, consiguiendo
que colaboren con el equipo arbitral incluso en los momentos complicados de la temporada.
Los colegiados más jóvenes se creen que los jugadores tienen que
respetar sus decisiones por el simple hecho de ser la máxima autoridad
sobre el terreno de juego,
y están muy lejos de tener razón pues una cosa es lo que diga la Regla 5
sobre la autoridad del árbitro, y otra muy diferente es saber actuar en
situaciones límites, donde hay que tener mucha mano izquierda, o guante
de seda y mano de hierro, firme pero blando.
Hay jugadores conflictivos por naturaleza que hay que tener la experiencia y la paciencia necesaria para saber llevarlos a tu terreno y conseguir que colaboren,
consiguiendo eso tienes garantizado que el resto del equipo colabore.
Por ese motivo creo que los mejores árbitros no están en la pista de
atletismo o en los despachos. Los colegiados de garantías se consiguen
teniendo la tranquilidad para que vayan asimilando partido a partido y
en una categoría de su nivel, de esta forma irán aprendiendo y podrán ir
escalando con la seguridad y confianza tras haber demostrado que están
preparados para pasar de ciclo.
Pisando sobre suelo firme conseguiremos que los jóvenes colegiados se
vayan enfrentando a situaciones complicadas, así ira adquiriendo
experiencias adaptadas a su nivel y forjarán un colegiado de éxito en el
futuro, es muy importante que el árbitro vaya progresivamente
adquiriendo confianza.
El árbitro con experiencia tiene la capacidad de identificar los problemas antes de aparezca y así puede actuar anteponiéndose a los mismos transmitiendo tranquilidad y armonía a los jugadores. En el arbitraje hay que tener paciencia para formar grandes colegiados antes de meterlos en el ruedo.
Fuente: Vavel.com
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