miércoles, 2 de abril de 2014

El silbato de Pérez Lima: paciencia y sin prisas

 En el fútbol no hay tiempo para detenerse a pensar y todo sucede a una gran velocidad, la prueba más evidente la tenemos en las locuras y artimañas que hacen algunos equipos para conseguir fichar a niños que aún no han cumplido los 11 años, llegando a pagar cifras astronómicas. En cambio, en el arbitraje lo que hay que tener es tranquilidad para poder formar bien a los colegiados. Con paciencia conseguiremos árbitros capaces de transmitir confianza y seguridad a los jugadores, pudiendo afrontar con garantías cualquier adversidad sobre el terreno de juego, manteniendo el orden durante el encuentro.
 
Desde mi humilde opinión y sin crear enfrentamientos, creo firmemente que el árbitro de fútbol necesita tiempo para formarse. No podemos estar regalando las categorías para conseguir tener colegiados jóvenes en la élite. A la vez que pienso que no es bueno atraer a los futuros árbitros prometiendo una profesión con 
futuro y la posibilidad de ganar dinero. Hay que buscar colegiados con vocación, chicos a los que les guste el fútbol y su manera de vivirlo sea como árbitros, teniendo siempre presente que el buen colegiado se hace a fuego lento y con mucha paciencia. 
 
Cuando los comités suben de categoría a los árbitros tan solo por ser jóvenes están produciendo un doble fracaso; primero en la competición y segundo la imagen del colectivo arbitral. Estaremos viendo colegiados en una categoría superior sin haber hecho méritos para ello. Hasta no hace mucho, se pedía tranquilidad a los comités territoriales para subir de categoría a los árbitros, a la vez que estos transmitían a los colegiados 
paciencia y que no se pusieran nerviosos, que no tuviesen prisas, que todo llega cuando tiene que llegar. 
 
Para evitar que algún comité territorial se saltara esta recomendación se circuló y así quedaba totalmente prohibido que un árbitro pudiese ascender sin estar como mínimo dos años en la misma categoría.
Hoy todo es diferente: si antes se pedía paciencia a los comités territoriales para ascender a los árbitros preparados a la categoría superior, ahora se pide prisas en promocionar a los jóvenes aunque no hagan méritos para ello sobre el terreno de juego. Si en el pasado se circuló para no correr, en el presente han creado talentos y mentores para correr, solo pueden acudir al programa para subir a Segunda División B los menores de 30 años. Y por arte de magia las categorías de Tercera División se han llenado de chavales jóvenes y con muy poca experiencia en el fútbol.
 
Si queremos mejorar la imagen y conseguir árbitros de garantías para dar un buen servicio a nuestras competiciones, tenemos que tener paciencia y crear colegiados con una buena dosis de experiencia y madurez. Todos los encuentros no necesitan de un especialista en las reglas de juego, por ese motivo muchos colegiados pasan desapercibidos, pero cuando el partido se complica y se requiere la presencia de un colegiado para afrontar y controlar los conflictos entre jugadores, es realmente cuando se ve quien está preparado para hacer frente a la situación y con garantías de éxito y quién no. Amigo mío eso no lo dan los libros, ni la teórica, ni ser un atleta, lo da la experiencia de haber pasado por situaciones similares en las categorías inferiores.
 
El arbitraje no puede ni debe ir a la misma velocidad que van los jugadores. El colegiado se va a encontrar situaciones que solo se pueden arreglar desde el paternalismo y eso solo se puede hacer si el árbitro gana en edad y experiencia al jugador, las prisas en el arbitraje solo llevan al fracaso.
 
Desde estas líneas pido paciencia a la hora de formar buenos árbitros y una modificación en el límite de edad para poder acceder a una categoría superior. No podemos comparar el trabajo que realiza un jugador sobre el terreno de juego con el de un colegiado, son como la noche y el día, diferentes pero necesarios. En el árbitro se busca madurez a la hora de tomar decisiones comprometidas, credibilidad, honestidad, seguridad, personalidad, tranquilidad, conocimiento de las reglas de juego, técnica y táctica de los equipos, etc.
 
Es imposible poder tener todos esos ingredientes si solo buscamos juventud, se necesita mucha paciencia para que todos estos ingredientes se mezclen y hagan un gran colegiado. Las prisas no suelen dar buenos resultados. 
 
Pero tranquilos, se pondrá un límite de permanencia en cada categoría, ya que hay estudios que demuestran que permanecer más de cinco años en una misma categoría no es bueno ni para el árbitro, ni para la competición. La paciencia es la única actitud que ayudará al colegiado a poder soportar los contratiempos y dificultades, consiguiendo convertir la presión a la que están sometidos los deportista de élite, en un estimulante natural para afrontar mejor las exigencias actuales del deporte rey. 
 
Sin prisas y con el temple necesario para dejar que el peso del encuentro lo lleven siempre los jugadores, dejando que las cosas vayan transcurriendo con normalidad para actuar solo cuando se produzcan infracciones a las reglas, siempre que no se pueda aplicar correctamente la ventaja.Pero ojo no confundamos dejar que las cosas transcurran con normalidad con desinterés o apatía, hay que saber cuándo hay que actuar y cuando dejar fluir el juego. 
 
La paciencia siempre tiene como compañera de viaje, la calma y prudencia, dos asistentes perfectos para afrontar los problemas que van a surgir siempre que tengas que tomar decisiones poco populares, éstas mejoraran las relaciones dentro y fuera del terreno de juego con jugadores y entrenadores, consiguiendo 
que colaboren con el equipo arbitral incluso en los momentos complicados de la temporada. 
 
Los colegiados más jóvenes se creen que los jugadores tienen que respetar sus decisiones por el simple hecho de ser la máxima autoridad sobre el terreno de juego, y están muy lejos de tener razón pues una cosa es lo que diga la Regla 5 sobre la autoridad del árbitro, y otra muy diferente es saber actuar en situaciones límites, donde hay que tener mucha mano izquierda, o guante de seda y mano de hierro, firme pero blando.
 
Hay jugadores conflictivos por naturaleza que hay que tener la experiencia y la paciencia necesaria para saber llevarlos a tu terreno y conseguir que colaboren, consiguiendo eso tienes garantizado que el resto del equipo colabore. Por ese motivo creo que los mejores árbitros no están en la pista de atletismo o en los despachos. Los colegiados de garantías se consiguen teniendo la tranquilidad para que vayan asimilando partido a partido y en una categoría de su nivel, de esta forma irán aprendiendo y podrán ir escalando con la seguridad y confianza tras haber demostrado que están preparados para pasar de ciclo. 
 
Pisando sobre suelo firme conseguiremos que los jóvenes colegiados se vayan enfrentando a situaciones complicadas, así ira adquiriendo experiencias adaptadas a su nivel y forjarán un colegiado de éxito en el futuro, es muy importante que el árbitro vaya progresivamente adquiriendo confianza. 
 
El árbitro con experiencia tiene la capacidad de identificar los problemas antes de aparezca y así puede actuar anteponiéndose a los mismos transmitiendo tranquilidad y armonía a los jugadores. En el arbitraje hay que tener paciencia para formar grandes colegiados antes de meterlos en el ruedo.



Fuente: Vavel.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario