domingo, 31 de mayo de 2015

Distancia después de falta

Cuando un equipo comete una falta no puede impedir ni retrasar la puesta en juego del balón por parte del equipo contrario.


Todo aficionado al fútbol reconoce la jugada en que tras señalar el árbitro una falta, un jugador o incluso varios jugadores, se colocan ipso facto delante del balón impidiendo que este pueda ser jugado con prontitud obligando al equipo perjudicado a pedir distancia.
No es de recibo que esta jugada se haya convertido, porque no decirlo, en una “táctica” defensiva del equipo infractor. Son muchas las veces en que me he enfrentado a la misma en los terrenos de juego, indicando que el jugador/es del equipo infractor deben mantenerse a la distancia reglamentaria y permitir que el balón se ponga en juego con rapidez. El desconcierto es total entre los jugadores cuando escuchan estas palabras. Los hay quienes abiertamente dicen que es el entrenador el que les manda que se coloquen delante del balón, otros que no se tienen que retirar hasta que pida barrera el equipo perjudicado, los más que pueden estar a 1-2 metros y hasta entrenadores que me han reconocido que mandan al más “bajito” del equipo a defender tan “peligrosa” posición.
Es claro que los jugadores no disponen de un metro y que es razonable que se queden a cinco o seis metros, pero no debe permitirse que un jugador tras cometer la falta se quede pegado al balón o que un jugador situado a 15-20 metros o ajeno a la jugada, recorra medio campo para colocarse justo delante del balón, ¡con lo extenso que es el terreno de juego!, por ello, cuando se produzca, el árbitro debe advertir enérgicamente a los jugadores que se retiren y amonestarlos si reinciden.
Esta actitud atenta frontalmente contra la letra y contra el espíritu de la Reglas. El árbitro en este tipo de jugadas debe mantener una actitud proactiva, informando a los “picaros” jugadores que su actitud y colocación no es conforme a las reglas y que en caso de persistir serán necesariamente amonestados. El espíritu de las reglas de juego persigue facilitar la fluidez y la rapidez del juego, por lo que el árbitro no puede actuar de cómplice en este tipo de jugadas adoptando una actitud contemplativa.



Fuente:   www.reglasfutbol.com

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