lunes, 8 de junio de 2015

"No recibí sobornos de la FIFA ni de nadie"

Gamal Al Ghandour, con la figura visiblemente más rolliza tras una larga década lejos de los terrenos de juego, no ha olvidado el 21 de junio de 2002, de aciago recuerdo para España. «Cada año en la prensa española se abre la misma polémica. Seguir hablando de Al Ghandour 13 años después de aquello es demasiado », dice en el jardín de su chalé. En España le involucran en un supuesto amaño del partido.  
Su vida después de...
Sostiene que la vida no le ha tratado mal. Y salta a la vista. Ha logrado lo que millones de egipcios ansían pero no conseguirían ni aunque vivieran cientos de años: reside en una exclusiva urbanización del extrarradio cairota, blindada por la seguridad con avenidas amplias y ajardinadas, y tiene una fecunda descendencia. Cuatro chicos y una chica que le adoran y sueñan incluso con emular su gesta. Al Ghandour habla luego que la investigación abierta por el Departamento de Justicia estadounidense contra nueve directivos de la FIFA y cinco empresarios vinculados a la entidad ha desalojado de la presidencia al suizo Joseph Blatter, que anunció su dimisión el martes, apenas cuatro días después de su reelección.
Sigue vinculado al gremio

Cuando en 2002 colgó el uniforme, se recicló como instructor de la FIFA y comentarista televisivo. Y entonces nació una estrella de la pequeña pantalla. A punto de cumplir 58 años , dos veces por semana comparece entrada la madrugada en un canal privado egipcio con un programa deportivo sólo apto para noctámbulos. «Vivo bien. Disfruté de mi trabajo como árbitro y ahora de mi labor en la televisión. Soy feliz y estoy satisfecho con mi carrera», agrega. De sus ideas políticas levanta acta el portón de su mansión, donde cuelga un cartel del presidente egipcio y ex militar Abdelfatah al Sisi, urdidor del golpe de Estado que en 2013 largó a los islamistas. «Le envió Dios para salvarnos», manifiesta.
No estoy vinculado a nada

Al Ghandour jura estar al tanto de las tropelías de  Jack Warner únicamente por la prensa. «Ni lo conozco ni le he visto en mi vida. No sé cual era su función en la FIFA pero sí puedo decirte que en aquel momento el presidente del comité de árbitros y el encargado de designarlos era Ángel María Villar [presidente de la Real Federación Española de Fútbol desde 1988]. Ya sé que ahora dicen que alguien nos escogió para facilitar la victoria de Corea. A mí me eligió Villar. ¿Lo hizo entonces para que pitara un partido en contra de su país? Creo que nadie puede creérselo», expone el colegiado mientras la noche cae sobre el vecindario. Antes de sorber el té, avisa: «Si llevaran razón y el partido hubiese sido amañado, Villar sería el responsable. Si quieres saber algo de presiones y sobornos, pregúntale a él. ¿Es verdad que sigue siendo el presidente de la federación española?».
No he recibido sobornos de nadie

«Jamás me han ofrecido dinero. He sido árbitro durante 23 años. Gracias a dios soy un hombre musulmán y, como todo el mundo sabe, distinguimos entre lo que es halal (permitido) y haram (pecado)», defiende. Y ¿el linier [cristiano prácticamente, con lectura diaria de la Biblia incluida]? «No lo sé. Nunca le pregunté ni hablamos de eso. En un Mundial la FIFA suele repartir buenos emolumentos. No creo que haya nadie dispuesto a hacer eso». Paradójicamente lo que sí inquieta a Al Ghandour es la corrupción que anida en la FIFA. «El fútbol está enfermo en los estamentos relacionados con la organización. 

Hago mi vida como de costumbre

Al Ghandour se siente perseguido en la piel de toro. «Hay una campaña contra mí en la prensa deportiva española. Quieren relacionarme con todo lo malo de la FIFA. Si esa cruzada la tuviera en Egipto, ya habría ido a los tribunales», alega. «Perdono a la afición española porque soy consciente de cómo se siente un aficionado que ve perder a su país contra un rival pequeño como Corea pero no voy a perdonar a quienes me acusan de corrupción. Ya ves. No me han arrestado por lo de la FIFA. Estoy en mi casa y hago mi vida como de costumbre». Concluye.




Fuente: Revista Arbitros

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